Posteado por: elcontector | May 1, 2008

Brecha Digital, consecuencia de viejas desigualdades

La brecha digital no es el problema sino el resultado de otras brechas de mayor trascendencia en educación, capital social, interacción, gobernabilidad y transparencia democrática. Son estas las carencias que impiden a los países en vías de desarrollo servirse instrumentalmente de las ventajas que pueden llegar a brindar las tecnologías de la información para mejorar estos serios inconvenientes estructurales. Resulta políticamente correcto, además de acertado y veraz, el situar al desarrollo de las TICs como motor del crecimiento económico mundial, pero es la incorporación de la problemática de la brecha digital a la agenda global y nacional de desarrollo la que permitirá de algún modo, acercarnos a un diagnóstico certero del gap tecnológico existente entre regiones y países, lo que impidiendo caer en análisis estériles y superficiales.

Como dice Mark Malloch Brown, administrador del PNUD, el que tantos países del mundo no hayan mejorado sus condiciones de vida no se debe a la brecha digital sino a las condiciones institucionales —internacionales e internas— en las que vienen funcionando la globalización y las nuevas tecnologías. Hoy en día, tanto la economía como la sociedad reconocen las utilidades de las nuevas tecnologías de la información, paradigma del desarrollo. Si la producción tecnológica sigue en manos de unas transnacionales cuyas redes representan casi ya el 30% del PIB mundial y orientada por la demanda de los consumidores con mayor poder adquisitivo será muy difícil revertir el incremento de la desigualdad. Máxime teniendo en cuenta que estas grandes empresas desarrollan el 90% de sus actividades en investigación y desarrollo en sus países de origen.

El mejor indicador de la competitividad de un país es la renta per cápita de sus habitantes. “La competitividad de una nación es su capacidad de producir bienes y servicios en los mercados internacionales, manteniendo o aumentando los ingresos reales de los ciudadanos. La competitividad es la base del nivel de vida de un país�? (OCDE, 1992). Para poder competir, hoy en día se torna fundamental tener acceso a las nuevas armas que garantizan la adecuada productividad acorde a los escenarios globales. Nada cambia en la desigualdad internacional, sólo las nuevas herramientas de desarrollo. La imposibilidad de poder garantizarlas de generación en generación, nos llevará al mismo escenario de dependencia de la era industrial, que selló de algún modo, esta lógica de intercambio desigual. “Pero si los gobiernos de los países en desarrollo no superan determinados bloqueos institucionales y emprenden toda una serie de políticas para facilitar el acceso y la utilización productiva de la información y el conocimiento en las nuevas redes internacionales, tampoco será posible revertir la tendencia. Todo esto significa la necesidad de introducir las nuevas tecnologías, y especialmente las de información y conocimiento, en la agenda de desarrollo de nuestro tiempo�?. (Informe Desarrollo Humano 2001)

Los países en desarrollo no deberían ser países rehenes de las agendas de investigación establecidas en función de la demanda del mercado mundial. La imitación en las pautas de consumo no garantiza la universalidad del bienestar, como queda evidenciado en el desarrollo de la humanidad. Nuevos conceptos como los de e-gobierno y ciudades digitales, de innegable utilidad ciudadana, deben ser localizados a la realidad e idiosincrasia de cada uno de los países y regiones.

La misión de las Administraciones Públicas como prestadoras de servicios a la ciudadanía, a las empresas y al tejido social, está en proceso de transformación y las nuevas tecnologías actúan como un medio para su efectiva aplicación. Si bien la vertiginosa y constante aparición de nuevas aplicaciones informáticas sesga de alguna manera el debate y la oferta de estrategias de gobierno, las diferentes realidades locales fijarán la viabilidad de cada una de las propuestas tecnológicas. Lo mismo pasa con el comercio electrónico, instrumento que no se torna imprescindible para todos los países de la tierra, muchos de los cuales, entre otras cosas, no tienen acceso al dinero electrónico. Las estrategias paulatinas, con una férrea participación endógena, irán definiendo en cada caso las utilidades tecnológicas y el desarrollo de la sociedad de la información.

Si hay alguna forma de desarrollo que sea fuente de potenciación en el siglo XXI es el desarrollo que libera la creatividad humana y crea capacidad tecnológica. Muchos países en desarrollo ya están haciendo frente al reto. El significado, en última instancia, de la era de las redes es que puede ampliar los medios de acción de las personas, posibilitando que utilicen los conocimientos colectivos existentes en el mundo y contribuyan a ellos. Y el gran reto del nuevo siglo es velar por que toda la humanidad tenga acceso a esa potenciación y no sólo unos pocos afortunados.


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